Pensamientos

sábado, 5 de diciembre de 2009

Para los que no pudieron asistir

Mercedes Madrid ha tenido la gentileza de pasarnos el discurso que tanto nos ha emocionado esta mañana cuando ha recibido la Medalla al Mérito en el Trabajo, en su categoría de oro.



Ha sido la Vicepresidenta Primera del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, en presencia de diversas personalidades, la encargada de hacer entrega del galardón. El acto, aunque institucional dentro de las celebraciones a propósito de la Constitución, ha sido muy emotivo para los compañeros de clásicas que hemos estado acompañándola. Hemos escuchado nuestra voz, sus palabras eran las de todos los docentes, especialmente de clásicas. Muchas gracias, Mercedes, por hacernos partícipes de un galardón que te mereces más que nadie. Gracias de nuevo por permitirnos seguir aprendiendo de ti, y no solo profesionalmente.

Antes de que me vuelva a emocionar como esta mañana, copio literal el discurso (los subrayados son suyos):

- Sra Vicepresidenta Primera del Gobierno
- Sr. Delegado del Gobierno
- Autoridades del Gobierno Central, Autonómico y Local
- Amigas y amigos


En primer lugar quiero expresar mi más profundo agradecimiento:
  • a las personas que han promovido la concesión de esta medalla,
  • a las autoridades del Gobierno de España que han tenido a bien concederla,
  • a Mª Teresa Fernández de la Vega, de manera muy especial, que ha querido hacerme entrega de la misma. Lo considero un gran honor, dado el respeto y admiración que siento por su persona y por la forma en que diariamente desempeña sus altas responsabilidades,
  • y a todas las personas que con sus presencia han querido esta mañana acompañarme en este acto tan especial y emotivo para mí.
Esta medalla debo compartirla
  • con mis padres que siempre nos inculcaron, a mis hermanos y a mí, el sentido de la responsabilidad y el gusto por el trabajo bien hecho, algo que siempre he tratado de poner en práctica en mi vida profesional, e inculcar, a mi vez, en mis alumnas y alumnos;
  • y también con todos mis compañeras y compañeros de los que y con los que aprendí la profesión de profesora en su momento de Enseñanzas Medias, luego de Bachillerato y actualmente de Enseñanza Secundaria, una profesión no siempre valorada socialmente como se merece, una profesión, muchas veces dura e ingrata, pero no por ello menos apasionante.
Y he dicho debo compartirla, no como un ejercicio de falsa modestia, sino por estricta justicia, porque nunca he trabajado sola.


Ya desde el Colegio siempre estudié con amigas, así fue también en la Universidad y posteriormente a lo largo de mi vida profesional, siempre he trabajado en equipo, ya fuera en mi centro, en mi asignatura o en proyectos encaminados a mejorar el sistema educativo.


Y ha sido así porque ni sé trabajar sola ni creo en la efectividad del trabajo individual en el mundo de la enseñanza, pero tampoco en el de la administración pública o en el de la política, como pude comprobar y experimentar personalmente en los periodos en los que tuve que desempeñar alguna responsabilidad en estos sectores.


Esta medalla es al mérito en el trabajo, aunque debo decir que mi mérito es relativo, porque yo he disfrutado mucho con y en mi trabajo. Yo he sido a este respecto una persona afortunada, que pude elegir mi profesión, cuando todo parecía encaminarme hacia otros derroteros. Así:
  • me incliné por Letras en vez de Ciencias, para decepción de mi profesora de Matemáticas,
  • elegí Filosofía y Letras en vez de Derecho, contraviniendo las expectativas familiares,
  • y opté por ser profesora de Griego de Instituto en vez de continuar mi carrera universitaria como esperaba mi jefe de Departamento.
Y es una elección de la que nunca me he arrepentido. Por eso quisiera ver en esta medalla también un reconocimiento para el trabajo de mis colegas de Latín y Griego, gente, en su mayoría, entusiasta y vocacional donde las haya, pero condenada, como Sísifo, a explicar una y otra vez la razón de ser de nuestras asignaturas.


A lo largo de mis años de vida activa he podido observar las más variada gama de expresiones en el rostro de quienes me preguntaban mi profesión cuando oían la palabra Griego, y todos los inicios de curso, no más allá del mes de octubre, de forma tan inexorable como la Parca, llegaba siempre la misma pregunta: “Eso del Griego ¿para qué sirve?” A mí en estos últimos años me gustaba contestar con las palabras de un amigo que trabaja en el Instituto Cotes Baixes de Alcoi:


“Saber Griego sirve para lo mismo que sirve oler una rosa, contemplar un cuadro o asistir a un concierto”


Ahora si estuviera en el Instituto, me pondría muy solemne y diría: 

“Saber Griego sirve para que te den una medalla al mérito en el trabajo”

7 comentarios:

Montse dijo...

Me ha encantado el discurso, especialmente dos cosas, a saber:
1) El agradecimiento a sus padres por inculcarle les gusto por el trabajo bien hecho y la responsabilidad.
2) Cuando describe cómo se rebeló contra todas las expectativas que había sobre ella para poder desarrollar su vocación y autorrealizarse.

¿Para qué sirve el Griego?, a mí me preguntan: ¿para qué sirve la Filosofía? Y si no directamente sueltan perlas como: Muy bien pero dejémonos de hacer filosofía (perder el tiempo quieren decir). En fin... ellos/as se lo pierden. Como decía Ortega "La Filosofía no nace por razón de su utilidad pero tampoco por la sinrazón del capricho", al Griego y a todo lo que en este mundo materialista "no sirve para nada" le sudece algo parecido, ¿no crees?

Un abrazo, Montse

Ramon Torné Teixidó dijo...

Afegeixo també la meva enhorabona més cordial. Espero que aquest reconeixement serveixi d'exemple i estímul a molts altres col·legues. I que serveixi també a algunes "autoritats educatives" a corregir la seva miopia tendenciosa quan menystenen precisament els professors de grec.

Luis Inclán García-Robés dijo...

¡Precioso discurso! Porque es de los que sale del corazón y, por eso, suena a autenticidad.
Seguro que fue un acto inolvidable.

santi dijo...

Conciso, lúcido y emotivo.
Me llegó al alma.
Y me gusta cuando se pone solemne.

Ricardo dijo...

En la misma línea de Luis: un discurso sincero escrito y pronunciado, seguro, desde el cariño de una maestra buena.

Supongo, conociéndote y sabiéndote todo corazón, que pasarías un rato inolvidable. Gracias por acercarnos la noticia. Un abrazo.

Susana Losada dijo...

No tengo palabras para comentar este discurso... Lo comparto por completo y yo también tuve la suerte de poder elegir mi profesión y disfrutar con ella. Me encanta la respuesta de para que sirve el griego. Yo respondo de forma parecida, aúnque ultimamente lo resumo en "a mi me sirve para ser más feliz".

Mayte dijo...

Mi más sincera enhorabuena a Mercedes, porque, al igual que todos, estoy convencida de cuánto se lo merece. he tenido la suerte de conocerla a través de los diferentes cursos del Cefire que ha realizado y cada septiembre espero ansiosa esa cita para disfrutar de su "sapientia".
y, Mercedes, las gracias te las damos nosotros a ti, por todo lo q hemos aprendido de ti y contigo. gracias, gracias y gracias.